En mi humilde opinión la fundamental prioridad que tienen las familias con hijos con discapacidad es la toma de conciencia de que sus hijos tienen los mismos derechos que el resto de las personas y que deben exigir sin ningún pudor, y sin complejos dichos derechos. Parece que ya va relacionada la asimilación de la discapacidad de los
hijos a la asimilación de que tienen una cantidad de limitaciones de esos derechos, y eso no es así.
El tener un hijo con discapacidad no quiere decir que tienen que resignarse a que no desarrolle un trabajo, a que no sea autónomo y en definitiva a que no haga una vida como el resto de las personas. Se necesitan aumentar la autoestima de los hijos y sus familias.
El gran problema es la inclusión plena de los hijos en la sociedad. Existe una gran exclusión social, son etiquetados y colocados a un nivel inferior. Todos sufren las actitudes de rechazo, lástima, sobreprotección, lo que hace que se les trate como personas no capaces de desarrollarse y valerse por sí mismos.
Así, aunque tienen los mismos derechos que el resto, se ven imposibilitados de ejercerlos, haciéndoles sentir como personas de segunda categoría. Si se quiere que las personas con discapacidad estén incluidas en la sociedad, debemos incluir en nuestra agenda de hoy, que todos los niños y adolescentes, sin y con discapacidad, se encuentren y se relacionen como iguales.
Los padres sólo pueden dejar su puesto al frente de la defensa de los derechos de sus hijos según los vayan asumiendo ellos, y esto se deberá fomentar en las asociaciones. No debemos preguntarnos si una persona está integrada en la sociedad, sino en qué medida está integrada. También deberíamos preguntarnos ¿qué se espera de los hijos con discapacidad? ¿Se les apoya y ayuda para que se desenvuelvan en la sociedad? ¿Se favorecen sus relaciones afectivas?
Es necesario aspirar a que la familia sea un entorno que potencie las capacidades de la persona con discapacidad y que le apoye en el proceso de inclusión social. Debemos ser conscientes de que las dificultades de los hijos con discapacidad no son algo invariable, sino que pueden aumentar o disminuir y para ello los padres y familiares son fundamentales.
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